Pero un momento...
Bueno, a lo que vamos. Todo esto lo contaba porque intentaba acotar de alguna manera el vacío, más allá de deficiones en términos de física, astronomía, etc. El vacío como estado vaya. Y a veces se siente cuanto más cerca estás de la inmensidad. Internet era sólo un ejemplo: no hay nada más vacío que internet.
Pero ¿y las personas? Con las personas sucede algo diferente. Las personas pueden provocar un vacío. La cosa va más o menos así.
Tengo un amigo, llamémosle O., que ha provocado un vacío doble. Le he pedido que se dibuje, porque si lo dibujo yo podría revelar de una manera demasiado obvia su identidad.
(este es el dibujo que ha hecho, en serio)
Gracias, O.
Bueno, pues O. ha protagonizado hace poco una de esas clásicas historias. Una pareja vive en su rutina y sus inercias y llega "el nuevo": el riesgo, lo prohibido, etcétera. Esto le da un plus (aunque le salgan salchichas de los ojos) y provoca el vacío (del primer tipo), la chica ve a su chico como un insulso, como alguien intercambiable (siempre lo ha sido, pero qué más da, el nuevo lo ha hecho patente). Así que la chica se decide a dar el salto y se va con "el nuevo".
Pero aquí viene lo bueno. Después de la tormenta las pasiones se asientan y "el nuevo" siente el vacío con la chica. Esto es una putada, pero es así. Hay que comérselo.
Incluso existe una vuelta de tuerca más: "el nuevo" adquiere la condición de seguro y ahora el que antes era la rutina es la nueva prohibición, se convierte en "el nuevo-nuevo" (que en realidad es "el viejo-nuevo"), el pasado que llega de puntillas y pasa cartas por debajo de la puerta, etcétera.
No sé si me explico.
Uno podría pensar que lo mejor sería quedarse en mitad del columpio, aguantando en un eterno punto medio. Pero no hay nada más vacío que ese centro, ese no pertenecer a nada, ni siquiera al bando de los vencidos.
Idea Vilariño, que tuvo que aguantar a Onetti en ese plan de "es complicado decir lo que somos" durante cuarenta (¡40!) años. Escribió algunos textos que se podría decir que hablan sobre el vacío:
no sabés que una noche
te esperé y fue una noche
de amor
y no viniste
y fui feliz vagando por la casa
escuchando la escalera
esperándote.
Hubo también las noches
-torpe de mí
te odiaba-
en que llamabas
-dígame
cómo ordeno esta serie
es mejor esto o esto-
y esa otra en el suelo
con luna y mis retratos
tirados por ahí que todavía
tienen manchas de vino.
O la noche terrible en que tú estabas
llorando en el teléfono
nunca lloré decías
dejame ir decías
y yo mi amor mi amor
-te había echado
había muerto-
y yo mi amor
mi amor
y yo estaba con otro.
(es el final de un poema más largo, lo siento si lo he descontextualizado)
No sé si es algo de lo que escapamos o nos rodea, o vamos inevitablemente hacia él sin darnos cuenta.
El vacío siempre, incluso en el final abrupto de una mierda de post.
3 comentarios:
ratatat!!
vaya dibuix més desaprofitat...
me ha gustado
c.
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