jueves, 9 de diciembre de 2010

Enviar emails al futuro

Todo ha empezado como una broma y he acabado asustándome. Me han llamado los señores del ADSL para recordarme algo. El caso es que tengo una promoción de descuento durante los próximos doce meses que se podrá prorrogar... si llamo dentro de un año. Debe ser uno de esos rollos de vacío legal: ellos pueden cortar la promoción pero están obligados a mantener el precio al que te diste de alta sólo si tú se lo pides expresamente.

Así que tengo que acordarme, dentro de un año, de llamar a los señores de internet



para que no me timen con el precio.

Tengo una agendita minúscula (monísima) en la que apunto las cosas, pero cubre hasta agosto o septiembre, en plan “años laborales” (no creo que se llamen así).

He recordado una web que utilizaba cuando trabajaba de “freelance”. Mis horarios eran bastante nocturnos (como de una a siete de la mañana) así que enviaba los emails serios de trabajo desde una aplicación que enviaba los correos a la hora que programaras. Yo los enviaba a las cuatro de la mañana por ejemplo y los destinatarios los recibían a las nueve y dos minutos (jugaba con ese tipo de horas, como si fuera un campeón que llega a la oficina y a los dos minutos ya está produciendo a saco). He recordado que se pueden programar emails con fecha ilimitada así que he decidido enviarme un email a mí mismo para recibirlo dentro de un año.

(ahora vamos a fingir que me llamo K. porque mi nombre no viene al caso ahora, porque estoy explicando otra cosa).

He empezado el email haciéndome el simpático

Hola K. del futuro. ¿Cómo estás? Yo bien, aunque supongo que tú sabrás mejor si estoy bien o no. Estas cosas se ven mejor desde la distancia. No sé si estarás haciendo algunas de las cosas que me prometí que harías...




Total, que me he olvidado del ADSL y de su puta madre y me he pegado un rollo a mí mismo (bueno, a mi yo del futuro), psicoanalizándome, autocastigándome, retroprometiéndome y todas las palabras compuestas que se me ocurran. Me ha dado miedo que K. del futuro se sintiera frustrado al ver que habían pasado 12 meses y no había hecho nada de lo que a K. del pasado (que soy yo, soy yo de ahora) le habría hecho ilusión que hiciera.

He intentado hacer un ejercicio similar a la inversa (¿qué me habría prometido hace un año y qué he cumplido?) y el resultado ha sido un poco desastroso.

Recuerdo que hace doce meses estaba muy interesado en el tema de los sueños lúcidos y andaba informándome al respecto. Según parece, no es una cosa tan difícil. Empecé a investigarlo porque quería escribir un relato en el que aparecía algo de eso.





Hay una serie de gente en internet (y en el mundo en general) que se dedica de una manera bastante seria a esto, al control de los sueños. El funcionamiento es aparentemente sencillo. Para poder adquirir consciencia en un sueño, tienes que preguntarte constamente si estás o no soñando hasta que la pregunta se convierte en un acto inconsciente y rutinario. Llegado el momento, te lo preguntarás también dentro de un sueño. Incluso hay una serie de pruebas a realizar:




En teoría, saber si estás soñando o no es la parte más difícil. Lo que no dicen los señores de los sueños lúcidos es que preguntándote constantemente si estás despierto y haciendo este tipo de pruebas entras en un período de paranoia absoluta y sacrificas buena parte de tu salud mental. Incluso hay un tipo que ha hecho una aplicación que convierte tu ordenador en una bomba de luz.




La pregunta es ¿merece la pena?

Bueno, según se mire. Alguna gente dice que ha conseguido un control prácticamente total de sus sueños.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta angelina jolie, llega siempre en el momento justo

Ratzinger dijo...

francamente conmovedor el sillón de masaje.

Elisenda dijo...

Me ha gustado mucho este post, lo del email me ha recordado un poco a esto tp://www.youtube.com/watch?v=gtkzIclCgb4 (el final del video)