La cosa tiene poética porque fue desde un balcón de Heldenplatz que Hitler hizo su discurso tras la anexión de Austria al Tercer Reich. En aquel entonces la plaza estaba llena a rebosar de austríacos y esvásticas. Ayer, en cambio, solo aquel cochecito de bebé.
Los policías me dijeron: "Gracias, señor" y se fueron hacia allí. Yo seguí en mi dirección tranquilamente.
1 comentario:
El peor gag de la historia de este blog!
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