Estaba el otro día en casa de mis padres y sonó el timbre.
- ¿Qué quiere decir que viene a aplicarme un descuento? ¿Me quiere cambiar de compañía?
- No cambiaríamos nada de su instalación.
- No, gracias, no me interesa.
Y el chico, con toda la tranquilidad del mundo dijo "¿en serio? ¿no quieres que te aplique el descuento?" Y se marchó de allí encogido de hombros.
Vale, tampoco era oficialmente una estafa, simplemente me iba a cambiar de compañía para llevarse una comisión y mis padres le hubieran pagado el gas a otra gente.
Pero tengo que aceptar que me asusté un poco. Me asusté porque me da la impresión de que hasta la forma de engañar a la gente va evolucionando y cada vez me va a costar más verlas venir. No es miedo a hacerse mayor. Es la constatación de que el mundo se actualiza más rápido que nosotros.
Entiendo los mecanismos de las herramientas que se utilizan hoy en día para engañar a la gente mayor
pero es muy posible que no entienda los del futuro: si llego a viejo, los timos que me tocan a mí como viejo.
Siempre he pensado que intentaría ser un viejo enrollado, pero me da miedo que el mundo del futuro me venga grande. Que me vea superado por la incomprensión.
Una vez una familia india me preguntó en la calle Pelayo por la plaza Universidad.
Era el día del orgullo gay y en Universidad se estaba celebrando una especie de desfile/celebración (no sé exáctamente lo que es). Lo típico: mucho cuero, mucha gente del mismo sexo dándose besos, etcétera. Me pareció divertido indicarles el camino y seguirles un rato a ver qué harían cuando vieran cómo estaba la plaza Universidad. Lo que vi en sus caras no era ni alegría, ni rechazo, ni indignación. Era el HORROR. El miedo ante una situación inabarcable, totalmente imposible de comprender.
Ante el miedo de verme así de superado dentro de unos años, he tomado la decisión de fingir entendimiento. Sea lo que sea lo que hagan los jóvenes del futuro y que a mí me parezca que están totalmente idos de la cabeza, voy a fingir que es lo más normal del mundo.
Es algo difícil eso de fingirse cuerdo. Cuando era pequeño mis amigos siempre soñaban con tener superpoderes: “¿Qué harías si pudieras volar?”, “¿qué harías si pudieras ver a través de las paredes?”
Yo pensaba que si un día me despertaba y podía ver a través de las paredes significaba que me habría vuelto completamente loco y que tendría que vivir toda la vida ocultando mi locura. Me pasaba horas imaginando como podría fingir con naturalidad que lo veía todo como una persona normal, con tal de no acabar en un manicomio.